domingo, 18 de octubre de 2015

LAS CAPAS DE LA PIEL

Un reloj interno decidió despertarme hoy antes del amanecer… Mi mente, en esos momentos, se parece a un tamiz por el que se cuela la arena en busca de pepitas de oro.

Si algo se me da bien es analizar una gran cantidad de información; detalles insignificantes en los muebles de una habitación, entre las palabras de un texto, en las expresiones y gestos de una persona… y sacar de ellos la esencia.

Todo estaba oscuro.

Miré al mar con un suspiro. El agua me pareció fría y se veía la espuma blanquear en la oscuridad. Unas luces naranjas iluminaban la arena desde varios puntos y realzaban de forma espectral las formas de las palmeras. Pensé que era como un decorado artificial. Entonces, sin motivo aparente, me vino a la mente la historia del oro del gnomo maligno, esos seres pequeños de los cuentos que custodiaban grandes tesoros subterráneos y conocían los secretos de la tierra. Según los cabalistas; el aire, la tierra, el agua y el fuego se agitaban gracias a estos seres invisibles que animaban los elementos, incluidos nuestros sentimientos…

Recordé la conversación con uno de mis pacientes.

Era un hombre de cejas perfectamente rectas, ojos grises y fríos pero enmarcados de forma que parecían soñadores y profundos. La frente de mármol blanco y sobre ella el pelo, oscuro y espeso. En la mitad inferior, lo único perfecto era la boca, la nariz grande e irregular lo salvaba de una belleza que podría suscitar envidia e incluso… burlas.

Era fuerte, se notaba que cuidaba su aspecto y no tenía enfermedades importantes, salvo por un picor intenso que no le dejaba descansar. Había usado todo tipo de cremas y remedios, sin que funcionaran. Mientras hablábamos no paraba de rascarse. Yo no veía ninguna erupción en su piel sólo los arañazos que él mismo se iba haciendo.

Hay muchos motivos para lo que nosotros llamamos “prurito de causa desconocida”. La lista es larga y puede incluir desde infecciones, a piel seca, hasta problemas en el hígado, o un cáncer…

No quería asustarle sin necesidad, así que le pregunté por los medicamentos que tomaba, las enfermedades que había tenido, le pedí unos análisis y le puse un tratamiento para aliviar los síntomas hasta encontrar la causa. El no comprendía qué tenía que ver todo aquello con la piel, de hecho les pasa a muchos pacientes cuando van a la consulta del dermatólogo…

“Tu piel es importante. El cuerpo humano no está separado en compartimentos estancos y todo lo que pasa por dentro se refleja en ella. A veces es el único signo de un problema interno.”

Este paciente tenía una insuficiencia renal grave y lo derivé a un internista que lo puso en diálisis.

Con el hablé mucho sobre la piel, las uñas, el pelo... Yo le decía que la piel es un órgano que está vivo, que se alimenta y respira. Cuidar la piel forma parte del cuidado de tu cuerpo; es el órgano más grande que tenemos. Es con lo que entramos en contacto cuando nos acarician, cuando nos besan en el cuello… Es lo primero, y a veces lo único, que vemos cuando nos miramos en un espejo.

Comprender qué es y cómo funciona es importante para vernos y sentirnos mejor. Imagina que estás pelando una mandarina: la primera capa de color naranja sería la epidermis, la parte blanca la dermis y el interior jugoso la grasa subcutánea.

La epidermis es la más externa y a su vez, tiene muchas capas de células. Así, en la base de la epidermis están los melanocitos que determinan nuestro color y los queratinocitos que, a diferencia de otros órganos como el corazón o el cerebro, están continuamente dividiéndose y multiplicándose, de forma que las células más viejas forman una barrera compacta que se mueve hacia arriba hasta desprenderse y caerse.

Como veis, la parte más externa de nuestra piel, la que tocamos, está compuesta por células muertas. Estas células tienen poca agua y son la causa del aspecto rugoso y agrieteado de los talones o los codos… Por eso es bueno mantenerla hidratada y hacerse una exfoliación periódica.

No hay vasos sanguíneos en la epidermis, el alimento, el oxigeno, etc… lo reciben desde los vasos de la dermis, que es la capa que hay justo debajo. El tabaco y algunos medicamentos hacen que les llegue menos oxigeno y alimentos al cerrar esos vasos. El resultado es una piel de aspecto pálido y color cetrino.

La dermis es donde está el colágeno, las fibras elásticas, el ácido hialurónico… en definitiva lo que da soporte y estructura a nuestra piel, además de células del sistema inmune, vasos sanguíneos, nervios, receptores sensitivos y hormonales…

COLÁGENO

El colágeno funciona como las vigas de una casa. Hay más de 20 tipos diferentes en todo el cuerpo, el más abundante en la piel es el colágeno tipo I y es el más fuerte y resistente. Nacemos con mucho colágeno y producimos mucho durante los primeros años de nuestra vida, por eso la piel joven es firme y resistente. Con el tiempo producimos menos colágeno y la piel se hace más fina, débil y con mayor facilidad para arrugarse, romperse o que le salgan morados. Una alimentación y cuidados correctos pueden ayudar a endentecer y reparar esto.

Pero CUIDADO! Hay cremas que prometen llevar el colágeno hasta tu dermis y rellenar las arrugas con sólo aplicarlas. La molécula de colágenos es demasiado grande para penetrar la barrera de células epidérmicas que hemos visto antes. Ese colágeno nunca llegará a la dermis, se quedará en la superficie. Para poder llevarlo donde debe estar, hay que inyectarlo.

TEJIDO ELÁSTICO

Es lo que hace que cuando te pellizcas y estiras la piel, al soltarla, regrese a su forma anterior. Está compuesto por una proteína llamada elastina. Las fibras elásticas van rompiéndose con la edad y la piel pierde elasticidad, por eso van apareciendo arrugas permanentes cuando antes sólo las teníamos al reírnos, y por eso con el tiempo, nos levantamos con la cara marcada por líneas profundas después de dormir, arrugas que duran cada vez más… hasta quedarse ahí fijas.
Tomar demasiado sol daña las fibras elásticas y hace que se arrugue antes.

Si la piel se estira demasiado rápido estas fibras se rompen, como ocurre en el embarazo, los cambios de peso o los cambios hormonales que ocurren en la pubertad y en algunas enfermedades internas. La piel se hace más flácida y con estrías. Tienes que alimentarte con los componentes necesarios para construir un tejido elástico fuerte.

ÁCIDO HIALURÓNICO

Es un polisacárido (un azúcar) natural que atrapa moléculas de agua para mantener la piel turgente e hidratada. También forma parte de nuestros ojos y es el lubricante de nuestras articulaciones.

GLÁNDULAS SEBÁCEAS

En la dermis encuentras también glándulas que producen grasa, el hidratante natural de la piel. Están sobre todo en la cara, el pecho, la espalda y la piel de la cabeza.

El sebo que producen sirve, entre otras cosas, para mantener la piel suave y para hacerla impermeable. En ocasiones fallan y producen demasiada cantidad o poca cantidad, entonces dan problemas que pueden ir desde acné, piel grasa, hasta ciertos tipos de alopecia permanente.

Por último está la capa de grasa subcutánea, una barrera entre la dermis y los músculos, nos aísla de los cambios de temperatura, da forma y contorno a nuestro cuerpo y cara… produce hormonas…

…….

De la nostalgia humana por ser aceptado, amado, admirado… ha brotado esa parte de la cultura que no está orientada a calmar el hambre o a luchar en guerras. De ese deseo proceden el sentido de la belleza, el arte, la poesía…

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